martes, 16 de septiembre de 2008

CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

Danilo Sánchez Lihón

INVITACIÓNAL RECITAL DE CAPULÍ:
VIERNES 19 DE SEPTIEMBREICPNA DE MIRAFLORES6.30 DE LA NOCHE


POESÍADEL PÓMULO MORADO

Ingreso libre.Agradecemossu gentil asistencia.

PROGRAMA:

Presentación:DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

Lectura de poemas:


Armando AZCUÑA
Rosa CARBONEL
Víctor CASTRO
José CRUZADO,
Raúl CHÁVEZ
Fabio GALLON
Ana María INTILI
Consuelo LÓPEZ
Ramón NORIEGA
Manuel RUIZ,
Lupe SALAZAR
Emilio SÁNCHEZ LIHÓN
Zulema VÁSQUEZ
Manuel VELÁSQUEZ,
Julio YOVERA.

ICPNA DE MIRAFLORESEntre las avenidas Angamos y ArequipaTeléfonos CAPULÍ: 420-3343 y 420-3860capulivallejoysutierra@hotmail.com
¿QUÉ ES POESÍA DEL PÓMULO MORADO?
Danilo Sánchez Lihón
1. Una sola mesapara todos los comensales

“Poesía del Pómulo Morado” es el programa de Capulí, Vallejo y su Tierra en el ámbito de la poesía.
Diversas consideraciones se han tomado en cuenta en relación a esta línea de trabajo en la cual ojalá que tú quisieras involucrarte, amable lector, pues el espacio de Capulí está abierto a tu participación y de todos quienes quieran hacerlo. Es una sola mesa para todos los comensales.
Pretendemos que en él se produzca aquel raro e insólito encuentro entre lo íntimo y lo externo, lo entrañable junto con lo que tiene valor universal, lo personal al lado de lo colectivo, la emoción en pareja con el pensamiento, lo que nos dona la tierra y lo que nos prodiga el espíritu, que es el raro prodigio que se produce en el arte cuando este es auténtico.
Y lo es cuando el poeta todo aquello que vive lo hace en representación del hombre como especie y como destino, porque dentro de su aparente rareza asume lo que es significativo para todos los seres humanos, pues siendo algo particular lo que siente y piensa lo recoge y vuelve a sembrar como si fuera patrimonio de la humanidad.

2. Entonces ¿Por qué poesíadel pómulo morado?

Se denomina "del pómulo morado" porque ello supone pugna, revuelta y fragor; lucha ardorosa, valiente y decidida.

Porque es así el rostro del soldado que vela en la trinchera, es así la faz del montonero después de la batalla.

O bien sea porque nos hemos trenzado a golpes defendiendo una causa justa; o bien sea el hermano que defiende a otro hermano; o bien seguramente que nos hemos batimos a favor de nuestro pueblo.

Es por la vigilia de avizorar en lontananza la justicia y la libertad para todos.
Poesía del pómulo morado porque ese es el color de la gente que trabaja cultivando la tierra, entrando en la mina, arreando el ganado, velando bajo la noche estrellada la esperanza del pueblo.

Porque pómulo morado tiene quien abre un camino, construye un puente, edifica una casa, erige una represa, sueña al pie del traqueteo de su máquina que produce un bien solidario.
El nombre está tomado de un verso de César Vallejo que forma parte del poema “Pequeño responso a un héroe de la República”, que a su vez forma parte del conjunto de poemas de España, aparta de mí este cáliz donde el libro es un héroe en aquella contienda. Y no solo el libro sino el libro de poemas. O la poesía misma, con lo cual se asigna a la poesía una alta responsabilidad en la lucha por el bien y la causa del hombre.


3. Somos ricos en oro, pero mucho más en poesía

Poesía del pómulo morado es una visión por la cual se reconoce la importancia y el valor de la poesía en una realidad y en una cultura como es la andina.
Única en el mundo, en donde la poesía aflora por doquier y de manera prístina, sincera y natural.
Porque somos ricos en oro, en metales hasta de valor estratégico, ¡pero mucho más en poesía!, lo cual es sorprendente.
Porque somos ricos en plantas medicinales como la quina, la tara, la uña de gato, ¡pero mucho más en poesía!, lo cual es admirable.
Porque somos ricos en recursos ictiológicos, así como también en flora y fauna singulares, pero mucho más en sueños, anhelos de belleza, ilusiones y utopías.
Somos ricos en folclore, en música, en danzas, en mitos, en fiestas del alma, ¡pero mucho más en poesía!
Ricos en comidas, en potajes, en aderezos; en licores y brindis porque la vida así lo reclama y exige a quienes saben apreciarla, ¡pero mucho más en poesía!, lo cual es supremo.
Porque tenemos al poeta más señero de todos los tiempos y espacios: el más universal al lado del Dante, ¡César Vallejo!, al decir de Thomás Merton.


4. Ser ante el mundo

Vivimos con la poesía orientando nuestros pasos y nuestro destino, hasta en nuestros fracasos que son pura poesía.
Por eso es que desde este bastión hemos de actuar para alcanzar los objetivos que nos hemos trazado.
Porque la poesía constituye el elemento esencial en la fragua de martillo y el yunque que nos forje definitivamente.

Y debe ser el factor movilizador que nos una y consolide.

Somos una cultura única, singular y de asombro, que solo la poesía de que estamos hechos la sustenta y la explica ante el mundo.

Esto lo visualizaron los incas, lo exaltaron y por eso fueron grandes y triunfaron.
Además de la cultura andina que erigió aquí la organización más excelsa del universo, hay otro ejemplo en la historia humana: Grecia.


5. El retumbar
de los hexámetros homéricos

Porque, ¿qué hizo grande a la cultura helénica? La poesía.

¿Qué fue aquello le dio consistencia, valor, vuelo eterno? La poesía.

Ellos adoptaron una visión del mundo, una actitud, una conciencia y una moral inspirada en la poesía que es la esencia del alma humana.
Porque, ¿cómo fueron educados los gobernantes griegos, incluso los guerreros?

¿Con qué planes estratégicos avanzó Alejandro Magno conquistando Egipto y transponiendo más allá del Indo? Con poemas.

Con el imaginario de los mitos que rezuman poesía y bajo el retumbar no de los tambores y clarines sino de los hexámetros de los cantos homéricos que leía extasiado al amanecer de cada combate.
Entre nosotros la poesía nos invade, es nuestra sustancia y esencia, corre por nuestras venas, debiendo educar más con ella, con la belleza, con el sentido profundo de los seres y las cosas. Y con el heroismo que César Vallejo avizora.


6. Escribir nuestros pasos en la tierra

Pero no reduzcamos poesía a escritura, ni a texto, ni a páginas; tampoco a libro. Mucho menos a cenáculos ni academias. César Vallejo la sitúa en el campo de batalla.
Porque poesía en el modelo actual de occidente se reduce a escritura, siendo más bien actitud frente al mundo. Poesía es un sentido de la vida y no preceptiva, ni cánones, ni objeto verbal, ni siquiera es logro estético, sino más bien: verdad, destino y aspiración de libertad.
La poesía es acto, no texto. No ringleras de letras sino aliento. Es más que palabras u oraciones, son compases de fiesta en la noche intrincada.

No es una estructura de renglones cortos y escalonados en versos de dos, cuatro o más líneas conformando estrofas.

Poesía es pálpito, corazonada y decisiones para la trascendencia y el infinito que somos.
No reduzcamos poesía a escritura ni a publicación, ni a soporte de papel.
Poesía es verdad. Es una manera de vivir, una actitud frente al mundo, una manera de situarnos en la realidad y de actuar con grandeza, con intensidad y pasión.
Poesía es grabar nuestros pasos en la tierra, sellar nuestras huellas en el mundo.


7. La poesía entre nosotros aflora de manera natural

La poesía es un elemento esencial de la cultura andina.
Aflora de manera natural en nuestras vidas.
Cuando nos vamos hacia otras latitudes o regresamos, lo hacemos llorando. Y cada tarde allá lejos recomponemos melancólicos las imágenes rotas de nuestros pueblos de origen.
He visto cómo la gente del ande permanece en los aviones cuando parten: no pueden reprimir sus lágrimas.
Regresé hace unos días. Varios de mis paisanos al tocar tierra se arrodillaron y besaron el suelo al cual se sienten pertenecer. Y después rozaban los dedos con los ojos cerrados por las paredes del aeropuerto.
Más que nuestras flores que se abren generosas por los campos, más que el azul de nuestro cielo andino, se ahonda y expande la poesía en nuestros corazones.
¿Qué pueblo y qué cultura más sorprendentes que el nuestro?
Y estos son los elementos con los cuales se debiera de fortalecer y armar de valor sublime a nuestros niños y a nuestros jóvenes.

¡Y la poesía ostentarla como emblema en nuestra frente!


8. Capacidad que tenemos de prodigar afecto

En las sociedades contemporáneas se ha adoptado el criterio de medir el progreso de acuerdo a indicadores económicos y hasta en función de la balanza de pagos comerciales.

Con eso nos quieren hacer creer que lo importante, digno y significativo es eso. Asunto que humanamente es falso y nefasto.

Porque no se puede catalogar por la cantidad de dinero que se gana la calidad ni de las personas ni de los pueblos. No. Es el alma y el espíritu lo que cuenta.
Ni el Canadá, ni los Estados Unidos, ni Suiza, ni el Japón, tienen como pueblo tanta poesía que aflore de sus entrañas como la tenemos nosotros, que se nos derrama por los ojos, los labios y los pasos.
Ahí está, tangible y palpitando en los niños como en los adultos, en los estudiantes como en los maestros, en las mujeres como en los hombres; en los de la costa, sierra y selva, aflorando pura, luminosa y radiante.
Vayamos a cualquier pueblo y ahí está, cristalina, profunda y extasiada.
Y así como cada día vamos dando valor a nuestras comidas, costumbres y expresiones culturales, así como nos inclinamos reverentes al paisaje de nieves eternas, o veneramos nuestros fardos funerarios, vayamos dando valor a lo que tenemos: la capacidad de amar, de enternecernos, de ser piadosos y de adorar.


9. Poesíade la entraña de la tierra

“Poesía del pómulo morado” rescata las voces de las provincias, que brotan profundas y conmovedoras, diáfanas y comprometidas; y que crecen indetenibles.

Confrontadas muchas veces con lo adverso con que frecuentemente se dan las condiciones en los parajes recónditos, para probarnos en la resistencia, en el coraje y en el valor de superar y vencer dificultades.
Es por eso que han surgido esos grandiosos poetas de aldea que han alcanzado a conquistar los sitiales más altos de la poesía y la literatura y que nacieron en alguna atalaya o trémulo campanario del camino como César Vallejo, en Santiago de Chuco, Mario Florián en Contumazá, Luis Valle Goycochea en Pataz, Manuel Scorza en Huancavelica, César Calvo en Iquitos.
O narradores como Ciro Alegría, nacido en Marcabal, hacienda de la provincia de Huamachuco, o José María Arguedas en Andahuaylas, o Francisco Izquierdo Ríos en Saposoa, o Eleodoro Vargas Vicuña en Tarma.
Aquella literatura de provincia nutrida de un hondo y tierno lírismo intenso, tierno y apasionado, que es la reminiscencia del haravic quechua.
Abrir los pétalos de esas flores es la consigna, para ser el pueblo pleno y articulado, que actúa al unísono, como hace un cuerpo sano que moviliza todos sus músculos cuando trata de levantarse y ponerse de pie.


10. La poesía como espacio genuino de valores

“Poesía del pómulo morado” es avanzar y situamos en el mundo con la poesía como estandarte, emblema y bandera. Es llevarla en los brazos, en el corazón y en el alma.
Pero a su vez es hacer de la poesía el espacio más genuino de los valores. Valores como el de la identidad, la fraternidad y el bien.
Donde la poesía recree nuestros mitos, rescate nuestra historia, consolide nuestras esperanzas. Integrando, cohesionando, fraternizando.
Poesía para sentirnos más confiados y protegidos. Más hermanos.
Para reconocernos como seres que se aman, que somos capaces de soñar juntos.
Porque nuestra esperanza y nuestra utopía es mucho más grande, vasta y honda que los problemas. Problemas que debemos afrontar y superar. No más sufrirlos como tales.

Y si se personalizan que a la postre lo vivamos en representación del hombre y de la humanidad.


11. Transformar como lo anhelaronnuestros apus tutelares

Tenemos como fortaleza el arrojo, el sacrificio y el heroísmo que nos legan nuestros apus tutelares.
Tal y como asumieron su vida: César Vallejo, José Carlos Mariátegui y José María Arguedas, sin dejar de reconocer, valernos e inspirarnos en tanto otros creadores sobresalientes del Perú y América.
Separando el grano de la paja, tenemos en ellos la más grande y gigantesca reserva moral, así como en nuestros pueblos andinos que nos servirán de orientación y ejemplo.
Ellos demostraron con su vida y con sus actos su grandeza. Son ellos los que nos donaron la base moral para luchar y vencer.

Seamos también legítimos herederos del legado que nos dejaran nuestros antepasados incas.
Poesía del pómulo morado es una movilización de conciencias, una militancia activa por transformar el estado de cosas y la miseria subsistente en nuestra sociedad.

Porque poesía que no corresponde a las aspiraciones, a los proyectos y al destino que tenemos que forjar aquí, no es nuestra poesía.


12. POR LO EXPUESTO:

Anhelamos, ya lo estamos haciendo y lo expandiremos aún más: ¡una literatura de lucha y no de desaliento!

Anhelamos, ya lo estamos haciendo y lo expandiremos aún más: ¡una literatura de contenidos y no de formas!
Anhelamos, ya lo estamos haciendo y lo expandiremos aún más: una literatura luminosa, irradiadora de vida y no decadente .
Anhelamos, ya lo estamos haciendo y lo expandiremos aún más: una literatura en comunión con la tierra, con el trabajo, con la alegría y con el regocijo de que como pueblo y comunidad hemos triunfado.

Anhelamos, ya lo estamos haciendo y lo expandiremos aún más: en contraposición a la del éxito, una literatura y poesía de la esperanza.


Texto que puede ser reproducidocitando la fuente

Teléfonos: 420-3343 y 420-3860

Revisar otros textos en el blog:www.danilosanchezlihon.blogspot.com

sábado, 13 de septiembre de 2008

INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA

PLAN LECTOR
ALAS PARA VOLAR
PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS
DEL PLAN LECTOR
Plan Lector es un conjunto coherente y sistemático de visión y doctrina, conceptos y proposiciones, estrategias y actividades acerca de la lectura, que se propone alcanzar cuatro objetivos básicos: 1). Formar a la persona humana como lector permanente. 2). Motivar a la lectura y al aprecio del libro y los textos. 3). Elevar los niveles de comprensión lectora y 4). Crear sociedades lectoras.
El Plan Lector ha de apoyarse en un repertorio de lecturas sugestivas, motivadoras y pertinentes, seleccionadas por el maestro en razón de criterios de contenido y forma respondiendo a los intereses, expectativas y saberes previos del lector al cual se destinan, hecho que guarda relación a su vez con sus experiencias previas y contexto. De allí nuestra inquietud por poner a disposición textos de variada temática, como de diverso grado de exigencia.
Mediante el Plan Lector el maestro asume y trabaja elevando el nivel del comportamiento lector de niños y jóvenes hacia los cuales dirige u orienta su acción, comprendiendo que su realización depende de cuanto lleve a cabo por hacer de cada alumno un lector asiduo, lúcido y gozoso, preparándolo para explorar por sí mismo los misterios de la vida y el universo; perfilando de ese modo personas que forjen su destino de manera trascendente. (Danilo Sánchez Lihón).

ºººººººº

PLIEGOS DE LECTURA
DIAMANTES Y TALISMANES

Danilo Sánchez Lihón
www.danilosanchezlihon.blogspot.com

1. Mientras más grandes y vistosos
¡Cómo cambia la vida!, ¿no? Porque, ¡cuántas veces, de niños, habremos caminado escondiéndonos de costado a fin de que no se dieran cuenta que nos faltaban dos, tres o más botones en la camisa, en el pantalón o en el saco!
¡Coscorrones y resondros que no habremos recibido a consecuencia de tales abalorios y dijes perdidos y que en los tiempos modernos veo que ya no importan nada, ni siquiera los tomamos en cuenta en la veloz y acelerada vida que tenemos! Pero, sin embargo, ¡qué valor incalculable, mayúsculo y supremo tuvieron en nuestra infancia!
La pena era que se caían en el forcejeo del juego de pelota, o al trepar a un árbol, o al correr por el campo.
¡Los regaños que habremos recibido por extraviar tales dijes! Acaso, ¿sería porque eran caros? Quizás ¿porque era difícil encontrar un botón idéntico para reemplazar al perdido?
El hecho es que nuestros padres nos lo echaban en cara porque era cierto que los jugábamos al trompo, a las canicas o al “tres en uno”, arrancándolos de la ropa que teníamos puesta. Es la pura verdad, monda y lironda, y hay que aceptarla:
¡Nos jugábamos los botones del saco, del uniforme, del morral! Y mientras más grandes y vistosos eran entonces ¡mucho más apetecibles resultaban para los competidores!


2. Como un buen caballero entrega su escudo

¡Claro! Lo usual era ponerlos como trofeos en el juego del trompo, en donde la competencia consistía en arrastrar lo más pronto y más lejos que se pueda una moneda, impulsándola y haciéndola saltar con la púa del juguete en plena danza.
Había golpes que en la calle o en una explanada cualquiera, hacía saltar varios metros de distancia al dije que se lo arrastraba, con lo que se aseguraba ganar la partida.
En esos casos, todo el grupo se echaba a buscar la peseta o el medio sol o los diez céntimos que, según dónde hubiera caído, había un grito de aprobación o de pena, sea a favor o en contra de poder o no poder avanzar desde allí hasta ganar la meta final, que era cruzar una raya trazada en el suelo, ya se juegue en el patio de la escuela, ya en el corredor ya en la calle.
¿Qué es lo que se ponía en juego en estas competencias que consistían en hacer avanzar la moneda con piques que hacía la punta del trompo? En la mayoría de casos eran los botones que estaban bien pegados a nuestros vestidos, cosidos allí por nuestros padres con devoción y desvelo y el ruego de que fuéramos niños buenos.
Dijes protectores y lucientes en nuestras prendas de vestir desde donde, si nos era desfavorable el resultado de la competencia pasaban a manos del contendor, para lo cual –inevitablemente en presencia de todos– había que retorcer el hilo hasta que este cediera y entregarlos sin parpadear, como un buen caballero entrega su escudo al vencedor, con la deshonra para el que perdía de dejar libre una abertura en el pecho, en la manga o en cualquier otra parte del cuerpo.


3. En nuestras vidas apuradas e inconscientes

Así, poco a poco, iban sucumbiendo los botones de la camisa, del saco, del pantalón o del abrigo en los viciosos juegos del trompo por lo que había que llegar a la casa y cambiarse rápidamente de ropa, hasta tener tiempo de resarcir estas faltas y ausencias ominosas.
Pero, lo que más ocurría era que al llegar a nuestros hogares nos olvidáramos de esas preocupaciones por otros entretenimientos de niños. Acontecía entonces que nos sentábamos a la mesa despreocupados pero con el cuerpo del delito a plena vista y paciencia –para luego tornarse impaciencia de nuestros padres–; hecho que producía un inmediato arrebato de cólera y, a veces un infierno, aparatosas expulsiones de la mesa y en algunos casos –aunque pasajeros– vergonzosos castigos por haber sido, sin que ellos lo sientan, fallidos paladines en la pelea de trompos.
¡Botones!, tan significativos en nuestra infancia como ahora nimios, diminutos y hasta imperceptibles. ¡Y hasta inexistentes o despreciados cachivaches en nuestras vidas apuradas e inconscientes!


4. Unos estaban hechos con un arco o con un puente

A fin de guardar y tener a la mano los botones para cualquier emergencia los teníamos bien catalogados. ¡Este hecho era quizá el orden más esencial y con lo cual empezaba la construcción de una casa digna de llamarse así!
Es por eso que en una canasta exclusiva para tal fin teníamos varias bolsas pequeñas de tela, cada una de un color diferente, hechas y determinadas para contener los botones, con un lazo ajustable en la boca para que no se derramen y donde estaban clasificadas estas especies prodigiosas que luego se colocaban en el pecho o en el busto o en la cadera de los vestidos.
Cada una de esas bolsas tenía un nombre con el cual las identificábamos. No estaban escritos en ningún sitio, sino en nuestra memoria y en nuestro tácito acuerdo de familia, entre padres e hijos.
Una bolsa era de “botones de camisa”, de todos los colores, pero mayoritariamente blancos. Unos eran de un brillo mate y otros nacarados con reflejos e iridiscencias de todos los matices. Algunos tenían dos orificios, otros cuatro. Unos estaban hechos con un arco o con un puente hacia atrás, que eran los que no quedaban planos cuando extendíamos los botones en la mesa.

5. Otros con el iris del sol y las estrellas en sus venas profundas

Había otra bolsa de “botones de pantalón” donde predominaban los plomos y negros, casi todos ellos de cuatro orificios, hechos de un material denominado “tagua”, que sabíamos que era así porque con ese nombre íbamos a comprarlos a la tienda: “véndanos botones de tagua”, decíamos sin saber lo que ello significaba.
Otra bolsa era de “botones de saco”, ¡temibles e imponentes!
No sé por qué razón, quizá porque en algo estaban ligados a los ternos de los mayores, aquellos botones eran serios, intocables y regañadores. O sería porque veíamos lucirlos a los muertos tendidos y boca arriba en sus catafalcos. ¡Eran botones graves, de colores obscuros y solemnes!
Había otra bolsa que en el lenguaje familiar lo identificábamos como la bolsa de botones de “Abrigos de mujer”. Esta bolsa sí que era de botones de embeleso, cada uno hecho como si fuera una obra de arte, ondulantes unos, con bordes tallados otros, algunos forrados en cuero, otros con telas exóticas de diferentes colores: unos con brillos en su superficie, otros con el iris del sol y las estrellas en sus venas profundas.


6. Las joyas más preciosas y excelsas

¡Ah, botones fascinantes!, verdaderos tesoros y reliquias.
Para mí: piedras preciosas, porque voy a confesarles sin vergüenza alguna que no he sentido emoción ante un diamante, un ágata o la más preciada y costosa esmeralda, que las he tenido en mis manos.
Tuve delante de mis ojos, en la joyería "Tíffanis" de la Quinta Avenida de New York, a la perla que ostentaba en su cuello la Reina Victoria, que allí se exponía en una vitrina.
La verdad, no me parecieron extraordinarias las ágatas, los rubíes ni diamantes de María Antonieta que lucen en sus vestidos que se muestran en el Palacio de Versalles.
Nada del otro mundo los trajes de los zares en el Museo del Kremlin; es más: no me conmovieron en absoluto.
Y les confieso, ingenuo o confuso:
¡Recordé en ese instante a los botones que refiero y que me parecieron más hermosos quizá porque además son útiles!
Es ante los botones que me embeleso.
Y es que son talismanes, sortilegios y abalorios los botones en la ropa de la gente.


7. Quizá no merezca que afloren estas lágrimas

Y es que los botones están ligados a la vida: a sacarse el saco para una pelea, a desabrocharse una blusa para las lides del amor.
Son también como los aretes de las mujeres de mi aldea, preciosos por quién y donde se lucen.
Quizá no cuestan más allá de diez céntimos, pero son y serán para mí las joyas más preciadas y excelsas en mi aprecio y valoración de los bienes del universo.
Y también, como vengo diciendo, ¡los botones de las bolsas en la canasta de trastos de mi casa de infancia, lamentablemente desaparecida!
Ellos no lucieron en una manga o en un escote.
¡No corrieron mundo!, no vieron ni la pena ni el gozo, ni lo dulce ni lo amargo, ni lo que dice una promesa ni lo que hiere un desengaño.
Algunos sí porque fueron recogidos después de haber rodado por el mundo, como los que fueron trofeos en nuestros juegos de trompos y por lo cual soportamos resondros y hasta severos castigos.
Pero, ¡es eso lo que al final los salva!
Todo ello quizá no merezca, pero no hay razón por qué lo resista ni me avergüence, que por ellos broten estas lágrimas.

JOSE ANTONIO ENCINAS VISTO POR EL ALMA DE UNA NIÑA


Danilo Sánchez Lihón

Jose Antonio Encinas es el maestro más egregio del Perú de todos los tiempos. Fue postulado como Rector de la Universidad de San Marcos en la etapa de mayor efervescencia del movimiento estudiantil, 1931, y sin ser profesor de esa casa de estudios, en gracia a su trayectoria moral, coherencia política y la brillantez de sus ideas.
En tal ocasión fue su contendor en la justa electoral nada menos que Víctor Andrés Belaúnde, profesor notable y con una foja de servicios intachable en la universidad y quien después se desempeñaría como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en New York. En esa contienda el escrutinio arrojó 14 votos para Belaúnde y 98 para José Antonio Encinas recién regresado del destierro.
En el Perú sufrió cárcel y fue expatriado tres veces por oponerse a las dictaduras, sumando 25 años de alejamiento forzoso del país, obteniendo en aquel tiempo cinco doctorados todos ellos en educación, en las universidades de Padua, Bologña, Londres, París y La Sorbona.Su pensamiento y práctica pedagógica la realizó en la Escuela 881, la más pobre de su región, en Puno, convirtiendo a los 83 egresados no solo en profesionales de éxito –de lo cual no se preciaba– sino de personalidades del mundo artístico, científico, político y empresarial que abrazaron la causa del indio en el Perú.
Fue un maestro visionario. Sus ideas pedagógicas tienen extraordinaria vigencia y otras solo a futuro serán reconocidas. Fundó la Universidad Nacional de Educación La Cantuta.
Fue un hombre honesto, incorruptible y con un amor profundo al niño, al indio y a su tierra natal. Esos fueron sus tres grandes amores.La entrevistaLos primeros días de enero de 1999 fui invitado por la señora Aurora Encinas Franco –hermana de José Antonio– a participar en el bautizo de una guagua de pan, en su casa de San Isidro, ceremonia de mucha tradición en Puno.
Otro motivo era que conociera a su hija Gloria y a sus nietos, que habían llegado a visitarla desde México. Asistí, y en el transcurso de la conversación pregunté a Gloria acerca de los recuerdos que conservaba de su tío José Antonio Encinas.
Reproduzco toda la evocación que hizo Gloria Zegarra Encinas, que escribí pocos momentos después de haberla oído, y donde se develan acontecimientos que en todo momento contaban con el asentimiento de la señora Aurora, quien durante todo el relato corroboraba, y por momentos complementaba las remembranzas.
http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/

JOSE ANTONIO ENCINAS ( 30/05/1888) MAESTRO NACIONAL

Una vida dedicada a la educación, al indio y al pueblo es quizá la mínima idea que trasluce el itinerario vital del gran educador peruano José Antonio Encinas, quien naciera un 30 de mayo de 1888 en la ciudad de Puno. Sus padres fueron don Mariano Encinas y doña Matilde Franco.
En su tierra natal estudia primaria en la escuela dirigida por don José María Miranda, posteriormente hace la secundaria en el Colegio Nacional "San Carlos" fundado por el Libertador Simón Bolívar. En 1906 egresa de la primera Promoción de Normalistas del Perú, en Lima, y en 1907 es nombrado director del Centro Escolar de Varones 881 de Puno, iniciando la experiencia de la Primera Escuela Nueva en el Perú.
Luego vendrán los largos años de destierro, período en que fue desarrollando su teoría y obra en la creación de una pedagogía peruana nacional; registrada en obras como La Educación del Indio (1908), El Problema del Profesorado Nacional (1910), La Educación, su Función Social y el Problema de la Nacionalidad (1913), Mi Familia, Mi escuela, Mi Casa (1934), La Educación de Nuestros Hijos (1938), Enciclopedia Escolar (1938), y, la más conocida Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú.
En su tarea sobre la educación, Encinas guarda una relación entrañable con la niñez. "El niño es el ser más incomprendido y el más conculcado de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que prepararse para comprenderlos", señalaba el maestro.
Ello también se refleja con el indio en sus estudios: "La educación del Indio", "Causas de la criminalidad indígena", "Los aymaras del Perú" y "Totemismo". Igual sucedió con la universidad, su preocupación y conocimiento de ella quedó demostrado cuando fue rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1931.

JOSE ANTONIO ENCINAS ( 30/05/1888) MAESTRO NACIONAL

Una vida dedicada a la educación, al indio y al pueblo es quizá la mínima idea que trasluce el itinerario vital del gran educador peruano José Antonio Encinas, quien naciera un 30 de mayo de 1888 en la ciudad de Puno. Sus padres fueron don Mariano Encinas y doña Matilde Franco. En su tierra natal estudia primaria en la escuela dirigida por don José María Miranda, posteriormente hace la secundaria en el Colegio Nacional "San Carlos" fundado por el Libertador Simón Bolívar. En 1906 egresa de la primera Promoción de Normalistas del Perú, en Lima, y en 1907 es nombrado director del Centro Escolar de Varones 881 de Puno, iniciando la experiencia de la Primera Escuela Nueva en el Perú. Luego vendrán los largos años de destierro, período en que fue desarrollando su teoría y obra en la creación de una pedagogía peruana nacional; registrada en obras como La Educación del Indio (1908), El Problema del Profesorado Nacional (1910), La Educación, su Función Social y el Problema de la Nacionalidad (1913), Mi Familia, Mi escuela, Mi Casa (1934), La Educación de Nuestros Hijos (1938), Enciclopedia Escolar (1938), y, la más conocida Un Ensayo de Escuela Nueva en el Perú. En su tarea sobre la educación, Encinas guarda una relación entrañable con la niñez. "El niño es el ser más incomprendido y el más conculcado de todos los tiempos. Todos los males que sufre la sociedad actual son consecuencia de nuestra incapacidad para comprender a los niños. Hay que prepararse para comprenderlos", señalaba el maestro. Ello también se refleja con el indio en sus estudios: "La educación del Indio", "Causas de la criminalidad indígena", "Los aymaras del Perú" y "Totemismo". Igual sucedió con la universidad, su preocupación y conocimiento de ella quedó demostrado cuando fue rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1931.